Proyecto Emet

Un proyecto de investigación reorientado al idioma original de las Sagradas Escrituras.

¿Sabías que no todos los 150 capítulos del Libro de los Salmos son realmente salmos?

Todo depende de la definición que tenemos de la palabra griega “salmo” (psalmós). Si entendemos esta palabra como “cántico” o “alabanza”, definitivamente diríamos que no todos los 150 capítulos de este libro son cánticos o alabanzas; en él hay mucho más que ese tipo de géneros literarios. De hecho, si revisamos los titulares al inicio de cada capítulo en su versión original hebrea, veremos que hay diversas categorías o géneros que, en su traducción al español, solo se generalizan poniéndose mayormente bajo una misma etiqueta categórica: la de “salmo”.

Para poder entender mejor de qué trata este libro y de qué géneros está compuesto, tenemos que ir más allá; tenemos que ir de la palabra griega “psalmoí” a la palabra hebrea “tehilim”.

Para aclarar tus conceptos acerca del nombre de este libro, puedes consultar el estudio Salmos, Psalmoí y Tehilim: Una breve historia de traducción. Por ahora acompáñanos a aclarar qué géneros, más allá de los cánticos y alabanzas, lo componen. Para esto, síguenos en este estudio “Salmos: Su composición”.

Salmos: Su Composición:

Con todo lo visto anteriormente, podemos entender que aunque en todos los capítulos del libro de Tehilim se presentan frases o versos de alabanza al Libertador de Israel, no todos sus capítulos son alabanzas o cánticos en sí. Es decir, así como podemos encontrar alabanzas y cánticos, también podemos hallar oraciones, reflexiones, enseñanzas, peticiones, lamentaciones, himnos, entre otros.

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Si nos damos un tiempo para pensar en la palabra “salmo”, descubriríamos que no llamamos con ese nombre a ninguna otra cosa u objeto en nuestra lengua materna; solo y únicamente a un capítulo de un libro específico de la Biblia. Esto sucede porque ese nombre no es una palabra originalmente española, sino que es un préstamo lingüístico, el cual vino a nosotros del idioma griego por parte de la Septuaginta.

La Septuaginta, también conocida como la Biblia Griega, fue uno de los primeros trabajos de traducción que se hicieron de las Escrituras Hebreoarameas (Antiguo Testamento). De hecho, las primeras congregaciones greco-romanas intentaron entender la fe del patriarca israelita —de Abraham el hebreo (Gn. 14:13)— desde esta obra de traducción; es decir, a través de la Septuaginta intentaron entender la fe hebrea desde el idioma griego. De esta forma, cuando los autores de esta obra de traducción intentaron poner un nombre griego al libro conocido por los hebreos como “Tehilim” (Salmos), se decidieron por usar la palabra “Ψαλμοί” (Psalmoí).

Aquí claramente vemos que no hubo una adaptación fonética de la palabra hebrea “tehilim” al idioma griego, sino más bien que se optó por utilizar una palabra netamente griega: la palabra “psalmoí”. En tal caso, ¿por qué los autores de la Septuaginta optaron por usar esta palabra? ¿Y, sobre todo, qué evocaba a la mente griega cuando se usaba la palabra psalmoí?

Para ellos, el sustantivo “psalmós” (salmo, en singular) estaba íntimamente relacionado con el verbo “psalló”, que significa “pulsar”, entendiendo que el acto de pulsar era hecho precisamente sobre un antiguo instrumento de cuerda llamado psalterion. Dicho de otra forma, para los griegos, un salmo no era solo la letra de una canción, sino que su significado también se extendía al acompañamiento musical, de esta canción, con un instrumento de cuerda principalmente; y en ese entonces, el instrumento de cuerda más popular para la cultura griega era el psalterion. Así es que desde la perspectiva griega, hablar de un salmo era hablar de la letra de una alabanza, acompañada con música hecha principalmente a base de un instrumento parecido a una antigua arpa.

Los eruditos de la Septuaginta hicieron esta asociación indesligable de canción y música, porque la mayoría de los salmos se recitaban o cantaban acompañados de instrumentos y coros conformados por descendientes levitas en el Templo de Salomón.

Esta es la imaginería de la cultura griega que se produce en torno al nombre del libro que ahora conocemos por el Libro de los Salmos; pero debemos entender que la fe original nació en el marco de la cultura hebrea; y el nombre original de este libro fue conocido por ella como “Tehilim”. Así que, habiendo recorrido este breve viaje de la historia de la traducción del nombre de este libro, caemos en cuenta que si queremos descubrir su significado original, no lo debemos buscar en su forma griega, latina o española, sino en su forma hebrea. Y la pregunta que cae por su propio peso sería: ¿Qué significa Tehilim?

Tehilim

Tehilim es el plural de la palabra hebrea tehilá. La primera vez que se usa la palabra “tehilá” en el Libro de los Salmos es en el capítulo nueve. En este caso la versión RVR 1960 la traduce como “alabanza”.

Sal. 9:14: (*1)

Entonces, contando con lo que se ha expuesto previamente, si “tehilá” se traduce como “alabanza”, ¿una traducción precisa de “Tehilim” sería “alabanzas”?

Antes de contestar, primero vayamos un paso más allá en nuestra investigación. Si bien es cierto que la primera vez que aparece el sustantivo “tehilá” en el mismo Libro de los Salmos es en su capítulo nueve, en las Escrituras Hebreoarameas, la primera vez que lo encontramos es en el segundo libro del Pentateuco, el libro de Éxodo.

Ex. 15:11: (*2)

En esta cita, aun cuando se aprecia una sutil variación en el plural de la palabra tehilá (aquí se usa tehilot, no tehilim), la traducción de la Reina Valera 1960 la propone como “maravillosas hazañas”, y convierte una sola palabra en dos, las cuales no tienen mucha relación directa con la palabra alabanza que encontramos en Sal. 9:14. ¿Qué sucede aquí?

Pues, entrando en contexto, en este capítulo de Éxodo, Moisés e Israel entonan un cántico para, en esencia, elogiar las maravillosas hazañas hechas previamente por su Libertador en el capítulo catorce, en el cual se narra el milagro hecho en el Mar Rojo. Por todo ello, Moisés e Israel se ven inspirados a componer el cántico del capítulo quince, y precisamente dentro de este cántico encontramos la frase: “¿Quién como tú, יהוה, entre los dioses?

¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?”

Obviamente esa es la frase que propone como traducción la Biblia Reina Valera 1960; pero en su versión más antigua, la del año 1602, la propone de la siguiente forma:

¿Quién como tú, יהוה, entre los dioses?

¿Quién como tú, magnífico en santidad,

Terrible en loores, hacedor de maravillas?

(RVR 1602)

Si nos enfocamos en la palabra en negrita, vemos que la palabra “tehila” ha sido traducida como “loor”, que sí es un sinónimo más directo de alabanza o elogio; muy diferente a la frase “maravillosa hazaña”.

Es más, si nos enfocamos en la frase “terrible en maravillosas hazañas” o “terrible en loores”, y consultamos el texto original hebreo, vemos que en ambas versiones (RVR 1960 y RVR 1602) la palabra “terrible” es un adjetivo, aun cuando en la versión original se presenta como un verbo (revisar sección Material Exclusivo).

Si consideramos todo esto, y hacemos las correcciones necesarias, obtendríamos esta traducción del mismo versículo ya tratado:

¿Quién como tú, יהוה, entre los poderosos?

¿Quién como tú, magnífico en santidad,

que se hace temer en sus alabanzas (o elogios),

*que hace maravillas?
*

Volviendo al contexto de Éxodo, vemos que “tehilá” no refiere a un cántico en sí; ya que incluso en Ex. 15: 1, Moisés utiliza otra palabra hebrea muy diferente para cántico (shir). Y en el contexto de ese cántico, cuando Moisés se encuentra entonándolo junto al pueblo de Israel, aparece la variación de la palabra “tehilá”. Y aquí podemos diferenciar que aunque una canción puede estar relacionada a la música, una alabanza no siempre lo está. Es decir, una canción puede contener frases de elogio o alabanza a alguien; pero los elogios, cumplidos o alabanzas no son una composición musical en sí. Es más, uno no siempre va componiendo e interpretando cánticos al querer elogiar las cualidades de otro. Estas observaciones pueden sugerir que “tehilá” no es un cántico en sí, pero si puede ser parte de él, al igual que puede ser parte de una plegaria, un poema o un himno. Dicho todo esto, entendemos que, en el versículo once, tehilá refiere a una frase, pero no a cualquier frase, sino a una frase con un marcado estilo, es decir, con el estilo propio de una canción, poema, himno o plegaria; una frase estilizada bajo un lenguaje poético para alabar o elogiar a alguien. Aquí bien podría compararse al caso de un verso, que puede tener rima o ser de rima libre, pero su composición siempre presenta un estilizado lenguaje poético.

De esta forma entendemos que lo que quiso expresar Moisés en su cántico, fue que el Gran Libertador que sacó a Israel de Egipto con prodigios y milagros, no tenía comparación en poder y gloria con las deidades egipcias (Ex. 12:12). Ante ellas, Él manifestó ser muy superior, haciéndose temer aun desde los versos que se le compusieron para alabarle y para hablar de su poder a las naciones.

(*) Sección Material Exclusivo:

La siguiente sección contiene el siguiente material exclusivo para los miembros que generosamente apoyen este proyecto:

  • Pasajes de las Sagradas Escrituras en su idioma original
  • Un cuadro con el análisis del texto citado para un estudio más detallado y académico.
  • El Cuadro de Análisis contiene el pasaje original en caracteres hebreos modernos, su transliteración, el número de cada palabra en la Concordancia Hebrea Strong, su traducción al inglés y la función sintáctica que desempeña cada palabra del versículo citado.
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